14.2.08

Mi primo Romeo, pesista

El tamaño de la fuerza es proporcional al tamaño del esfuerzo.
Fotos y nOta

Mi novia canta

18.1.08

Campamento de verano

En estas vacaciones, conocí a estas hermanas. Fue en un campamento de albinos, que se hace debajo deun arbolgrandote en el sur de Virginia, Estados Unidos.


Acá otro videito de estas dulzuras.

26.12.07

Conversaciones de navidad (que avergonzarian a Charles Dickens)

Gran sorpresa produjeron los comentarios de Max -empleado de seguridad, solucionador de "problemas", asesino a sueldo- en nuestra modesta mesa de Navidad cuando, llevándose un bocado de vitel toné con alcaparras a la boca, dijo: "Qué... yo tuve relaciones zoofílicas". Parece que la historia es así: nuestro heroe vuelve una noche de ronda de copas, se pega un merecidísmo duchazo en el baño y, cuando por fin se toma esos cinco minutos imprescindibles para estar en pelotas en el living (carpe diem), se le acerca el perro de la casera y se le pone a olfatear los genitales. Al principio, dijo, era una sensación extraña. Una humedad entrando inopinadamente en la exagerada rugosidad de los testítulos. El cosquilleo mínimo de la nariz del perro escrutando el frontón y otros pliegues erógenos del cuerpo. Pero acto seguido el can (homosexual evidentemente) tira lametazo al falo ya medio madrugado. Ahí se produce una interrupción bastante coherente de parte de uno de los comensales de la mesa, interesadísimo en los pormenores del caso: "Pero pará... ¿te habías puesto dulce de leche?", haciendo seguramente referencia al viejo mito de que algunas mujeres se la untan con mermelada para que se las chupe el perro y asi alcanzar el orgasmo. No, el pibe no se puso mermelada ni dulce de leche. EL PERRO SE LA CHUPÓ DE UNA. "¿Hubo sexo?", preguntó mi tío. Sí, el perro se dejo penetrar sin ningún inconveniente. Entonces se produjo un gran manto de silencio piadoso en la mesa navideña, hasta que uno dijo: "Ah, gauchito el perro. ¿Qué raza era?".

más flaquitas a pedido del público